lunes, 1 de septiembre de 2008

CRITICA DE "LA VIUDA ASTUTA"




Crítica teatral / Miguel Ángel Karames/ 3 estrellas sobre 5
Título: La viuda astuta/ Autor: Carlo Goldoni/ Compañía: MDM/ Actores: Daniel Vignolo, Mauricio Albera y Adriana Guerrero/ Dirección artística: Paco Sáenz/ Escenografía: Ana C. Tejeda/ Música y sonido: Enrique Pérez Gil/ Vestuario: Rosario Fernández/ Lugar y fecha: Teatro Montemar, Baeza, 13-08-08.

Goldoni,¡ e qui la commedia !



En esta ocasión la actividad teatral la encontramos en La Loma; cabalgata, pasacalles y teatro para la inauguración de la Feria y Fiestas de Baeza. Mucha calle y un hervidero de ferial no parecían las mejores condiciones para programar teatro de sala, en cambio un público fiel aunque de puntualidad relajada abarrotó el Montemar una vez más. Sin duda una labor continuada en la programación, reforzada durante el período estival por las actividades organizadas desde la UNIA han acabado por crear un público atento, curioso, entendido e inconformista; pero no todo es “orégano”, el Montemar bajo su empaque de aceptables dimensiones oculta importantes deficiencias técnicas especialmente concentradas en el santa sanctórum de su caja escénica. La iluminación cuelga de una pesada y limitadora estructura bien visible de cerchas, trusses y torres; una estructura para calle incomprensiblemente encajada en este edificio y que defenestra cualquier escenografía, impide aforar correctamente y a buen seguro es todo un quebradero de cabeza para los iluminadores.
Para esta velada, sobre sus tablas se levanta una comedia de Carlo Goldoni: La Viuda Astuta. Goldoni (1707-1793) prolífico comediógrafo ilustrado y gran reformador de la escena italiana del Settecento, se inspiró para buena parte de su ingente obra en la tradición de la Commedia Dell´Arte; aunque para otros, el autor supone el epígono y la partida de defunción de este mismo género. La Vedova Scaltra (La Viuda Astuta) comedia en prosa en tres actos estrenada en Módena, 1748, es un ejemplo de esta “inspiración”. Reflejo de la Venecia dieciochesca, esta comedia de enredo aúna el juego de caracteres bien perfilados con una soterrada sátira ilustrada. Un perfecto engranaje de estrategias y equívocos pondrá a prueba la constancia amorosa de diversos galanteadores adornados con los vicios de sus respectivas nacionalidades, pero coincidentes en su empeño por enamorar a la joven viuda Rosaura.
Desde la celebración del Bicentenario Goldoni (1993) aquel conocimiento puntual y fragmentario de su obra deviene en toda una resaca de publicaciones y representaciones que han trazado un “itinerario” goldoniano en nuestro entorno teatral; a veces interpretaciones excesivas y distorsionadas, buscando lo que no hay, y otras, auténticos ejercicios de museística y taxidermia haciendo lo que nunca se buscó. Entre todo esto, la compañía MDM encontró su camino para acercarnos a un Goldoni directo y divertido, una lectura sincera y sin alharacas que alcanza perfectamente su objetivo, arriesgando en la “sal gorda” pero manteniendo su concreción descriptiva y narrativa perfectamente comunicada. Una puesta en escena esquemática pero suficiente para significar sin convertir sus signos en parásitos. Un mínimo de elementos dan pie a explotar el carácter lúdico del espacio escénico en el que personajes bien definidos levantan un preciso andamiaje de comicidad bien equilibrado tanto en su arquitectura verbal como en su partitura gestual. Magistral la actuación de Daniel Vignolo quien consiguió con su vuelo interpretativo mantener el pulso alto de una representación a la le costó arrancar, pero que una vez lo hizo y salvo por algunos desajustes rítmicos que ni la tarantela logró salvar, entusiasmó al público.

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